Hay personas a las que les resulta imposible desvincularse de su familia de origen y permanecen junto a ellas sin poder realizar su propio proyecto de vida.
Cuando tenemos dificultades persistentes en cualquier ámbito tiene que ver con las lealtades familiares, y con no haber podido separarse de nuestros padres en un nivel inconsciente que nos hace buscar su cuidado y querer cuidarlos
e impide nuestra individuación y autonomía emocional para entregarnos a la pareja y otros proyectos vitales.
Muchas personas esperan que la sanación les permita no sentir el dolor de la relación con sus padres. De no ser vistos por ellos. O del rechazo y los conflictos familiares
Si ya no te afecta lo que dicen o hacen tus padres significa que has cerrado tu corazón, y que tu prepotencia te hace creerte mejor que ellos
La familia de mi madre la repudió. La familia de mi padre no la quiso reconocer. Mi sentimiento de pertenencia ha sido siempre algo ambiguo donde no he podido – y ya no lo pretendo, tener una identidad unificada
Sólo habiendo construido mi propia familia, he ido pudiendo encontrar un lugar coherente como hijo, como hermano mayor, como padre. Como hombre. A duras penas
Cuando vengo a París a ver a la familia Gnana estoy en paz con no formar parte y sin embargo, ser Ellos
Me da mucha ternura las dificultades de mi padre para amarme y su torpeza para comunicarse afectivamente. Mi niño lo mira expectante, y yo lo alzo en mis brazos y le digo: este es tu padre, pero ahora te cuido yo
Es indispensable poder ser libre de la familia. Pero eso no tiene nada que ver con la pretensión del desapego ni la independencia. Quien se va conociendo descubre que es sus padres. Y sus padres son su familia. Que cuanto más vivimos en el rechazo, más esclavos somos
Muchas veces mi prescripción terapéutica para algunas personas, es que dejen de ver a sus padres, por un tiempo o indefinidamente, según lo perjudicial que es la relación
Ser libres es aceptar que nuestros padres tuvieron limitaciones para amarnos, y que ya no les corresponde compensar lo que no dieron o reparar el daño hecho
Algunas personas creen que son libres de sus padres porque no discuten y comen juntos paella los domingos. Pero siguen atrapadas en la imagen de lo que esperan y quieren sus padres de ellos
El proceso de individuación (conocerse uno mismo como adulto y responsable de la propia vida) implica un claro ejercicio de diferenciación familiar:
Mientras lucho o me sobre identifico con mis padres no puedo saber quién soy.
Sólo cuando reconozco que Soy mis padres
puedo descubrir algo que no tiene nada que ver con ellos.
Puedo recibir algo de mi propia alma.
Puedo expresar mis dones. Y ser auténtico y genuino.
Los hijos e hijas parentalizados tenemos o hemos tenido dificultades para:
- Autorregularnos emocionalmente
- Dificultades para lograr autonomía emocional (no dependencia de personas o sustancias)
- Facilidad para generar adicción a sustancias y tener comportamientos compulsivos (TOCs)
- Buscar la aprobación de los demás constantemente. Ser muy complacientes
- Depender de nuestra pareja y nuestros hijos
- No decir(nos) la verdad de lo que queremos y necesitamos
- No mostrarnos ante los demás de forma auténtica
- Miedo a que nuestros padres se preocupen demasiado si les expresamos nuestro dolor por nuestra vida personal o la infancia
- Querer ayudar más de lo que podemos, para salvarnos al encargarnos de los sentimientos y dificultades de los demás y así no ocuparnos de las nuestras
- Obsesionarnos con el trabajo para encontrar un lugar seguro que sustituya a los padres que no tuvimos
- No saber liberarse de las las lealtades familiares: mantenerse aferrados a las exigencias de los padres, que mantienen esquemas inflexibles en las relación familiar y en nuestras decisiones como adultos.
- Dudas permanentes para saber qué queremos para nuestra vida y a qué dedicarnos.
- Quedarse en relaciones donde somos infelices y no saber cómo transformarlas.
- Parentalizar también a nuestros hijos (que se convierta en nuestros cuidadores y confesores)