¿QUÉ SON LAS CONSTELACIONES FAMILIARES? ¿CÓMO TE PUEDEN AYUDAR?

Una Constelación Familiar es un proceso terapéutico sistémico (no es una terapia)  que se realiza en grupo, aunque también puede ser realizada en consulta. Fueron creadas por Bert Hellinger a través de la visión de la psicoterapia sistémica, el trabajo de las Esculturas Familiares de Virgina Satir, el psicoanálisis, la PNL y otras enfoques que este sabio y terapeuta fue implementando conforme vio la gran capacidad de sanación que tiene esta metodología.

Las Constelaciones Familiares tratan los vínculos familiares y las relaciones interpersonales, descubriendo los patrones de nuestro inconsciente colectivo e individual, que dificultan la salud, el logro de una relación o de un proyecto profesional. 

¿QUÉ TRATAN LAS CONSTELACIONES FAMILIARES?

  • Dificultades en las relaciones familiares, conflictos y temas no resueltos con los padres
  • Desarrollo profesional y crecimiento personal
  • Traumas de la infancia
  • Duelos inacabados, debido por ejemplo a  muertes prematuras de familiares, abortos..
  • Conflictos de pareja, actual o relaciones del pasado
  • Problemas  de relación o educativos con los hijos
  • Orientación en momentos vitales de cambio
  • Depresión 
  • Bloqueos emocionales con o sin causa aparente
  • Pérdidas y duelos – Superar sucesos trágicos
  • Recursos para afrontar y reconocer posibles causas sistémicas de las  enfermedades
  • Adopciones. Dificultades con hijos adoptivos
  • Exclusión y problemas de relaciones sociales
  • Sentimiento de auto-sabotaje para no conseguir éxito económico, profesional o personal.
  • Todos los problemas que se deriven de los vínculos familiares y las relaciones interpersonales o profesionales

LAS CONSTELACIONES FAMILIARES, PASO A PASO

La persona, muy centrada, dice en una sola oración muy concreta el tema que quiere trabajar. Luego es posible que la consteladora le haga alguna pregunta sobre su familia. Es importante que el tema elegido sea esencial, hoy, para la persona.

El terapeuta le dice entonces que elija entre los presentes representantes de algunos miembros de su familia. A veces sólo hará falta elegir a un representante.

Estos representantes salen, se recogen internamente, como para estar totalmente relajados y a partir de ese momento sólo escuchan sus sensaciones. En alguna ocasión tendrán que decir una frase, que se pronuncia sin ninguna emoción, de un modo neutro, como una constatación. Así la dinámica interna de la familia surge, en el silencio, a través de los desplazamientos, posturas y sensaciones de los representantes. El terapeuta dirige la evolución de la constelación familiar restaurando paso a paso el orden, respeto y amor hasta conseguir liberar la energía bloqueada del tema propuesto por la persona.

Esa liberación permite cambios muy profundos y sutiles, a veces espectaculares, a veces inmediatos. Al cabo de varios meses se podrá apreciar una transformación profunda en la vida de la persona y sus familiares. Siente más fuerza y más paz, siente que por fin es ella misma y puede empezar a dirigir su propia vida, beneficiándose de la riqueza, el apoyo y el amor de las generaciones anteriores.

Es tan terapéutico hacer su constelación como ser representante u observador, ya que en esa terapia el trabajo se hace a distancia, por resonancia, sin reflexionar y sin hablar. Es muy recomendable participar en varios talleres sin hacer su propia constelación, bien para prepararse, bien para reforzar su propia terapia.

Los cambios duraderos son frutos de tomas de conciencia globales, «holísticas», psicosomáticas no de decisiones racionales.

Es un trabajo de una gran sencillez y sinceridad, muy conmovedor, sin teatralización de los sentimientos. Y su eficacia es sorprendente cuando la persona está dispuesta a cambiar.

Duración de los talleres: es muy variable, una constelación puede durar de veinte minutos a una hora.

El ritmo de los talleres

Después de hacer un taller sobre un tema concreto uno espera unas semanas.

Se debe dejar que los procesos se pongan en marcha, a un nivel muy profundo y muy sutil, de modo que la persona se de cuenta que se le están abriendo nueva puertas interiores, que dependencias más profundas están asomándose.

Y cuanto más profundo el cambio, más tiempo cuesta ver el resultado.

En efecto, adelantarse puede interferir y anular la terapia.

Por lo tanto se suele dejar una media de dos meses entre cada constelación.

Durante los dos días posteriores a su constelación descanse, mímese, proteja su intimidad, su silencio, rodéese de apoyo y comprensión.

En los diez días que siguen una constelación no es deseable una psicoterapia, pero sí cualquier tipo de terapia manual o energética.

Resultados

En cuanto a los resultados, muy pronto sentirá una nueva energía, pero las transformaciones profundas requieren tiempo.

Rápidamente observará pequeños cambios en su comportamiento y en el de los que le rodean… pequeños y sorprendentes…

Sembrar, esperar a que la semilla germine y se pueda observar un nuevo tallo, esto en la vida de un hombre requiere tiempo, paciencia y trabajo; distintas tradiciones hablan de dos años…

Observe su vida un año – quizá dos – después de cada constelación, mire hacia atrás y contemple su evolución con respecto al tema tratado.

Un consejo: no desperdicie, por impaciente, la energía que va a empezar a tener en decisiones precoces y voluntarias. Paciencia, dejarse fluir y comprometerse con nuestra vida… y sentirá que estará embargado por una nueva energía que le llevará a nuevas decisiones, evidentes, ligeras y radicales, a más paz y más realización.

 Cómo actuar después de las Constelaciones Familiares

«Las Constelaciones actúan, cuando uno las deja exactamente de la manera en que las vio. Es una imagen espacial y atemporal, de las profundidades y tiene su fuerza cuando uno lo deja tal cual. Cualquier discusión sobre su contenido destruye la imagen.

Lo mismo se aplica cuando uno acaba de trabajar, alguno del grupo se le acerca después a preguntarle: ¿cómo te ha ido?, ¿qué harás ahora? Lo que están haciendo es picotear su alma. Es fatal, invadir de esta manera el alma de otra persona como si tuviéramos el derecho de hacerlo. Ninguna persona tiene el derecho de hacerlo. Tampoco sirve intentar consolarlo. La persona es fuerte. Quien intenta consolar, es débil. Este es en realidad quien no soporta el dolor del otro. Porque en el fondo no quiere consolar al otro, sino que utiliza al otro para consolarse a sí mismo.

No hay que interferir. Y eso es válido para todo este trabajo.

La persona misma tampoco debe actuar inmediatamente. Así no funciona. La imagen tiene que descansar en su alma. A veces durante mucho tiempo, quizás medio año o más. Y uno no hace nada para cambiar. Las imágenes ya actúan, simplemente estando. Y al cabo de un tiempo en el alma se reúne la fuerza necesaria para hacer lo correcto. Aquello que es correcto y bueno será diferente de lo que uno ahora acaba de ver. El alma de la persona sabe mucho más todavía y al final uno sigue a su propia alma y así tiene la plena fuerza.

Por tanto no sigue ni al terapeuta ni tampoco a esta imagen. Uno sigue a su alma. Pero esta imagen ha impulsado algo en su alma que posteriormente hace posible el actuar.

Así hay que manejar estas imágenes.»

«A partir de ahora la Constelación Familiar se separa en dos ramas: el enfoque inicial, fijado y el enfoque avanzado, en movimiento.

Hoy en día, las Constelaciones Familiares tal y como las he desarrollado y tal y como siguen evolucionando, se organizan en la comprensión del funcionamiento organizado pero inconsciente del amor.

Trabajar sobre nuestras Constelaciones Familiares nos permite encontrar progresivamente el origen de nuestras perturbaciones a través de las sensaciones, emociones y actitudes. Los secretos, los vínculos ocultos, las leyes y sus transgresiones que rigen nuestra dinámica familiar aparecen de pronto, permitiéndonos así “limpiarlos” de un modo simbólico con palabras o gestos.

Podemos encontrar entonces las soluciones que autorizan a cada uno de nosotros a deshacerse de la influencia perturbadora de nuestra herencia familiar, a la vez que nos reconcilia con el alma de nuestra familia.

Aún cuando en un primer momento las Constelaciones Familiares se utilizan como herramienta de terapia psicológica, muestran ser esenciales en otros muchos campos al permitirnos desenredar los nudos de los vínculos inconscientes y equilibrar nuestras vidas personales, familiares y profesionales.

Las Constelaciones Familiares no son una técnica sino un arte, arte de sentir las percepciones más sutiles, como las del “movimiento del alma”. Gracias a ello, nos transformamos en el hacedor de nuestra libertad frente a nuestro propio destino, nuestra propia realización y nuestra propia muerte.»

 

Share the Post:

Related Posts